sábado, 31 de enero de 2009

Maya

6. ASTRONOMÍA Y CALENDARIO
Entre los mayas, la cronología se determinaba mediante un complejo sistema calendárico y matemático. El calendario de los mayas, que se remonta probablemente al siglo I a.C., se basaba en una doble contabilidad: el ritual o tzolkin (de 260 días) y el solar o haab (de 365 días). En el calendario solar, el año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit el 16 de julio; 364 días estaban agrupados en 28 semanas de 13 días cada una, y el Año Nuevo comenzaba el día 365. Además, 360 días del año se repartían en 18 meses de 20 días cada uno. Las semanas y los meses transcurrían de forma secuencial e independiente entre sí. Sin embargo, comenzaban siempre el mismo día, esto es, una vez cada 260 días, cifra múltiplo tanto de 13 (para la semana) como de 20 (para el mes). Un ciclo de 52 años solares o de 73 rituales sumaban 18.980 días y se denominaba ‘rueda calendárica’.
El calendario maya, aunque muy complejo, era el más exacto de los conocidos hasta la aparición del calendario gregoriano en el siglo XVI. La unidad más simple era el día o kin; un total de 20 kines componían un uinal; 18 uinales, un tun (360 días); 20 tunes, un katún (7.200 días) y así sucesivamente. Los finales de katún eran especialmente conmemorados.
Para representar los números, los mayas utilizaban un doble procedimiento: usaban una combinación de barras y puntos propios de un sistema vigesima
l, es decir, con base en el número 20, o figuraban cabezas humanas, cada una de las cuales representaba las cifras comprendidas del 1 al 13. En los dos sistemas se utilizaba el cero.

7. MITOLOGÍA Y RELIGIÓN
A lo largo de los siglos la evolución de la religión y la mitología maya hizo referencia al mundo de los poderes a los que se rendía culto. Durante los periodos preclásico y clásico se centraba en el culto a un gran número de dioses de las fuerzas de la naturaleza y a los cuerpos celestes. Algunas de sus deidades supremas eran: Kukulcán, dios de los vientos, la guerra, la muerte repentina y los sacrificios humanos, versión maya del dios azteca Quetzalcóatl; Chac, dios de la lluvia; Itzamná, dios de los cielos y el saber; Ixchel, esposa de Itzamná, diosa de la luna y protectora de las parturientas; Hunab Ku, deidad única; Ixtab, diosa del suicidio, y Ah Puch, dios de la muerte. Otras deidades destacadas eran: Ah Mun, Chac Mool, Bacab, Kinich Ahua y Ah Mucen Cab.
Durante el periodo posclásico, con el advenimiento de Mayapán, las imágenes adquirieron personalidad física y el panteón se jerarquizó. Característico de los mayas era su total confianza en el control de los dioses respecto de determinadas unidades de tiempo y de todas las actividades del pueblo durante dichos periodos. El sumo sacerdote desempeñaba un papel fundamental; asimismo, los encargados de los cálculos calendáricos y de adivinación (Ahau can mai), los sacrificadores (Ah Nacon) y los agoreros (chilanes).
Uno de los rituales mayas más importantes era el juego de pelota, practicado en un recinto que se edificaba en la mayoría de los centros ceremoniales. Este juego reproducía el movimiento anual de los cuerpos celestes, en especial el Sol.



8. LOS MAYAS HOY

Hoy los mayas viven como campesinos en comunidades y caseríos rurales, a pesar de que emigran cada vez más a las ciudades en busca de trabajo o para huir de la represión. Las comunidades se establecen, por lo general, en las proximidades de pequeños centros urbanos con sus plazas, donde fijan sus mercados y llevan a cabo fiestas religiosas. En la actualidad, casi tres millones de personas hablan una de las 28 lenguas mayas repartidas en nueve familias lingüísticas, entre las que destacan: la quiché y la yucateca
Otros pueblos significativos son: tzeltales, chamulas, lacandones, tojolabales y choles de Chiapas; choles y chontales de Tabasco; cakchiqueles, mames y pokonchis de Guatemala; y chortís del este de Guatemala y oeste de Honduras. Todos estos pueblos formaban parte de una civilización y cultura comunes que, en muchos aspectos, alcanzó las más elevadas cotas de desarrollo entre los antiguos habitantes de Mesoamérica.


Hecho por: Rodolfo Salvador Ortiz.